Era
25 de diciembre en la casa Anubis, el árbol se elevaba hasta casi tocar el
techo, las velas humeaban sobre las pequeñas mesas, la chimenea estaba
encendida y yo, frente a ella esperaba que el tiempo pase rápido, que por fin
termine toda esta celebración de personas egoístas, que pasaba todo el día con
su familia, mientras yo, estaba solo en la casa…
Mi
familia nunca fue muy unida que digamos, mientras que los padres de todos
venían a recogerlos para poder pasar las fiestas navideñas en sus casas, los
míos, me dejaban solo aquí.
Enviaban
dinero, para que me comprase lo que quisiese, pero ¿Acaso se puede comprar el
cariño o el amor? El dinero ni las cosas pueden abrazarte ni decirte ¨ te
quiero ¨ .En cambio un ser humano si podía.
Cada año,
Trudy se iba a su casa en noche buena, para pasar navidad con su familia,
sintiéndose muy culpable de dejar a un niño de ocho años solo en navidad, quien
no tendría pena de eso… ah, déjenme pensar, pues a Víctor!!!
Estaba a punto
de irme a mi cuarto e intentar no pensar en ello, cuando una gran mano se poso
sobre mi hombro.
- Jerome Clarke, a mi oficina de inmediato,
por favor.
- Si Víctor…- le respondí.
Me preguntaba
que era lo que pasaba, ¿Habría descubierto alguna broma mía y de Alfie? ¿Quizá
alguna travesura mía? Sea lo que sea, algo me decía que no era bueno.
Llegamos a su
oficina y me pidió que me sentara frente a el.
- Escucha Clarke, se lo duro que es para ti
pasar las navidades y días de fiesta
solo.
- De hecho, no lo es, ya estoy acostumbrado a
estar así, lo he estado toda mi vida.
- Se como es ser niño y que no expresen nunca
su cariño por ti, sentirte infeliz…
- ¿Como sabes todo eso?- pregunte curioso.
- Mi padre siempre me trato mas como un
estobo, que como un hijo.- respondió,
tristemente.
- Lo siento mucho, no debí haber
preguntado.-Intente disculparme, sintiéndome algo culpable.
- Pero, soy prácticamente como un padre para
ti y no voy a dejar que la historia se repita de nuevo- exclamo Víctor.
No sabia a que
se refería con eso, se levanto de su silla y bajo las escaleras, me pidió que
fuera con el.
- Siéntate allí
y espera a que regrese.
- Esta bien.
El se alejo, y
yo mas extrañado que nunca, me puse a pensar en que haría conmigo.
Víctor se
cerco a mi con un paquete en las manos…
- ¿Qué es
eso?- pregunte algo extrañado. ¿Acaso me estaba dando un regalo de navidad o
algo parecido?
- Ábrelo- me indico, sonriendo.
Esto si que se
puso raro, ¡Víctor estaba sonriendo! Por primera vez en mi vida ocurría un
acontecimiento de tal magnitud frente a mis ojos.
Abrí el
paquete y saque lo que estaba dentro. Un hermoso camión rojo de juguete apareció
frente a mí. Lo mire incrédulo.
- Cuídalo mucho, me lo dio mi madre cuando era niño, antes de morir.
- Lo siento- fue todo lo que dije, mirando el juguete.
-No tienes porque sentir lastima por mi, niño, eso fue hace mucho. Solo
ve y juega con tu regalo.
- Muchas gracias, pero ahora que se lo dio su madre, no puedo aceptarlo.
- Vamos, yo me divertí mucho con
el, estoy seguro que tu también lo harás.
- Gracias Víctor- respondí
mientras lo abrazaba. (Eww)
El no me
aparto, por el contrario, pude notar una sonrisa en su rostro, quizá el, al
igual que yo, haya estado necesitando amor.
Mientras me
dirigía a mi habitación, comprendí que quiera o no, Víctor era como o un padre o tal vez un abuelo para
mi. Uno gruñón y que se molestaba con facilidad, pero que nunca negaba el darte
cariño. Eso es lo que hizo en esta fría tarde de navidad, confortarme, darme
felicidad y sobre todo lo que nunca había podido tener: Amor.
-
Feliz Navidad Victor- susurre desde la puerta de mi cuarto.
-
Feliz Navidad- me contesto con una sonrisa.
FIN.